Ficha de Milka

El 28 de agosto de 2025 recibimos una llamada que nos heló el corazón: una familia que
vivía de ocupa con más de ocho perros, los mantenía en condiciones de extrema
precariedad. Muchos de ellos vagaban por el pueblo buscando comida, desesperados por
sobrevivir.
Fue entonces cuando una de nuestras voluntarias vio a uno de ellos —desorientado, flaco,
con la mirada perdida— a punto de ser atropellado. Preguntó por los alrededores y
consiguió llegar al domicilio. Al hablar con la tutora de los animales, comprendió la gravedad
de la situación y, tras un largo diálogo, accedió a cedernos cinco de los perros. A los demás
prometió cuidarlos y nosotros, con el corazón encogido, le dejamos alimento con la
esperanza de que cumpliera su palabra.
Pero la historia no terminó ahí.
A principios de noviembre, un vecino nos avisó de que la familia había sido desahuciada y
que varios animales habían quedado atrás, sobreviviendo gracias a la solidaridad del
vecindario.
El 24 de noviembre, la situación se volvió insostenible: los perros estaban al borde de la
muerte. En ese momento contactamos con el alcalde de Torrelles de Foix, quien —junto a
la administración local— respondió con rapidez y humanidad, autorizándonos a acceder al
domicilio para rescatar a los animales y cubriendo los primeros gastos veterinarios.
Nuestros compañeros Jesús y Tere fueron los primeros en llegar.
La escena era devastadora.
Danko, un mestizo de pastor alemán, permanecía atado con una cuerda tan corta que ni
siquiera podía tumbarse.
A pocos metros, Milka, una diminuta mestiza de yorkshire, temblaba escondida bajo los
escombros. Tenía tanto miedo que intentaba protegerse con mordidas, más desde el pánico
que desde la agresión.
Los dos fueron trasladados de inmediato al veterinario. Las analíticas revelaron lo que sus
cuerpos ya gritaban: anemia, desnutrición severa, deshidratación. Milka llevaba el pelaje
pegado de excrementos, nudos y suciedad; su olor hablaba de semanas sin cuidados.
Danko apenas podía mantenerse en pie.
Hoy, ambos están a salvo en Villa ADAP.
Danko, con su mirada noble y su carácter tranquilo, parece haber perdonado todo. Busca
las caricias, se apoya en ti como si hubiera esperado toda su vida ese gesto.
Milka, por su parte, da pequeños pasos hacia la confianza. Ya empieza a mover el rabo
cuando oye una voz dulce o siente que alguien se acerca sin prisa.
Su historia no es solo de abandono; es una historia de segundas oportunidades.
Y ahora, ambos esperan la más importante de todas: un hogar donde nunca más pasen
hambre, miedo ni soledad.

Milka es una pequeña valiente. Detrás de esos ojitos asustados hay una perrita dulce,
sensible y con ganas de aprender a confiar. Cada día da un pasito más: se acerca, mueve
el rabo, se deja coger… y así, poquito a poco, vuelve a creer.

Milka necesita un hogar tranquilo, con paciencia y amor, donde pueda sanar
despacito y sentirse, por fin, en casa. Porque aunque le falte peso, lo que más necesita es
cariño.